sábado, 15 de septiembre de 2007

Ha llegado el fin de la infancia moderna?

Al parecer y juzgar por las actuales característicasde los niños, en nuestro contexto cultural, algo se ha quebrado, algo se ha roto, esto es síntoma social de la caída de las estructuras que sostenían el andamiaje de la infancia moderna. Por ende acuerdo totalmente con la hipótesis acerca del fin de la infancia creada por la modernidad.
Existe una crisis en muchos aspectos de la modernidad y la escuela no puede excluirse de ser atravesada por esta crisis. Basicamente se trata de una crisis del modelo de dependencia y heteronomia. Uno de los pilares de esta crisis se refiere al estatus actual de la infancia: la edad es cada vez menos un atributo de conocimiento, los niñosm poseen un acceso a los medios de comunicación equivalentes al adulto.
El acceso al conocimiento se localiza no en un único ámbito escolar sino que ocurre una explosión de los ámbitos de expresión de múltiples y muy variados conocimientos.
El quiebre del curso unificado de la historia, que la modernidad habñía tejido con paciencia,parece quebrar tambien el monopolio casi exclusivo de la escuela en la formación de la infancia e incluso relativiza el carácter homogéneo del tratamiento de la niñez.
Esto podría fundamentar y estar a favor de la hipótesis del fin de la infancia moderna, al dar por supuesto el hecho de que ya no sería necesario y exclusivo de la actividad educativa de la escuela, (gracias a la pasividad de los medios de comunicación e información) la posibilidad del acceso a información sin límites por parte de los niños, dejando de lado el sesgo que hasta momentos históricos anteriores imponía la edad. Sefractura la concepción social de infancia y esto marca por ende el comienzo de su fin, y: ¿con él también el desmoronamiento de la pedagogía moderna?

La infancia es una construcción de la modernidad

"La infancia es una pesadilla que la modernidad ha constuido pacientemente" (ALVARADO MAITE Y GUIDO HORACIO, 1992). La infancia se construyó artificialmente y paulatinamente, no tuvo existencia natural. Es en este proceso histórico de la modernidad en donde por atribuir a un conjunto particularizado de la población, características condensadas por ciertas instituciones (religiosas fundamentalmente) surge lainfancia como construcción artificial en una sutil trama de dispositivos discursivos e institucionales.
Se sabe que la infancia ha tenido una gestación larga y gradual, que ha surgido lentamente en la segunda mitad de la Edad Media, a partir del Siglo XII o XIII, y que se ha impuesto desde el siglo XIV con un movimiento en constante progresión.
Esta dinámica esta evidentemente ligada al proceder de la familia hacia una mayor intimidad, a la mejora de la escuela y al hecho de que esta ha sustituído al prendizaje tradicional.
Los signos distintivos de la infancia aparecen por tanto en las vestimentas de las clases que estan en condiciones de frecuentar la escuela o que estan parcialmente instuidos (nobleza de toga, burguesía profesional y mercantil)
A la conciencia de un ciclo de vida circular sucede gradualmente, primero en las clases acomodadas, luego en las categorías sociales menos favorecidas; primero en las grandes ciudades luego en los burgos y mas despacio en el campo; una conciencia lineal y más segmentada de la existencia. En este contexto el individuo tiene el valor que tiene y la soberbia del grupo familiar, del parentezco, ya no borra la personalidad.
Ya puede ser discernido un nuevo sentimiento de la infancia, ya en la primera parte del siglo XVIII, algunos temas como los fajos que se aplican al niño al llegar al mundo, son tratados en el discurso literario y médico de dos siglos antes.
La afirmación del sentimiento de la infancia hacia el 1550 estuvo acompañada de disposiciones legales (en relación a pretensiones escrupulosas de la iglesia y tambien surgidas como preocupaciones públicas) Esto trajo consigo la creación de distintos modelos del niño, no público por lo tanto, carente de individualidad.
La modernidad construyó en su proceso la infancia y esta definió las características de su objeto/sujeto, el niño, concepción que es de caracter central en el discurso que da origen a la pedagogía moderna; para que la pedagogía exista debió previamente existir y crearse como producto artificial la infancia.
Por todas estas raíces históricas, fruto de lentos y paulatinos procesos, cargados de distintos matices en la historia de la humanidad, puedo afirmar sin lugar a equivocarme, que la infancia es sin dudas una construcción de la modernidad.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Cuestionar la escuela es cuestionar la educación?

La escuela de hoy como institución y organización se encuentra cuestionada desde numerosos enfoques. Pese a todo sigue existiendo y poco o nada se modifica en su estructura y organización. Si se cuestiona a la escuela como célula componente de un sistema educativo también se cuestiona al sistema mismo en cuanto a su estructura y funcionamiento, pese a ello también sigue funcionando.
Basta participar en unas pocas clases de las que se dictan en la escuela media, para darse cuenta del enorme cuestionamiento que a diario realizan tanto alumnos como docentes a la educación en la actualidad: alumnos que no quieren permancer en las aulas, docentes que no quieren estar con los alumnos, interminables horas de clases en donde no se logra encontrar un equilibrio que permita trabajar en armonía, violencia a flor de piel (alumnos, padres, docentes, directivos, SISTEMA), son todos indicadores del "malestar" que se ha apropiado de nuestra educación.
Sin embargo la escuela sigue su curso, los docentes continuan intentando educar, los alumnos continuan llenado las escuelas, el sistema continúa funcionando: todo en una especie de "máquina loca", que no tiene bien en claro como funcionan sus partes y cual es el producto final que debe elaborar. Aunque desde las políticas sea discurso y ley las funciones de la educación, aunque desde la postura docente a veces sea claro el rumbo que "debería seguirse" y aunque desde el alumnado cada vez más sea más ávido el reclamo por una verdadera mejora educativa que contemple a los actores involucrados, pero teniendolos en cuenta de verdad; hasta que todo eso no entre en conjunción, solo será el magma, el gérmen, para gestar cambios que de verdad apuesten a mejorar nuestra querida educación. Sólo con adultos comprometidos de verdad con lo que hacemos la escuela de cada día, será posible el cambio, solo desde las bases se cambian los sistemas...

lunes, 10 de septiembre de 2007

En la actualidad, para quienes nos toca compartir de cerca las realidades de nuestras aulas de educación media, vemos cada vez con mas agudeza, la total asincronía y descontextualización de la propuesta educativa en relación a las culturas juveniles.
La escuela como institución y la educación como sistema nada o poco han cambiado desde la epoca de Comenius ya que en términos de analisis Foulcoutiano, siguen vigentes en la actualidad, con fuerzas renovadas, todos los determinantes duros del dispositivo escolar. Sin embargo este estancamiento en el progreso de la organización escolar esta abiertamente en crisis en relación con el avance y el ritmo del mismo en la sociedad posmoderna, en la sociedad llamada del "conocimiento" y de la "información".
Frente a estos hechos realistas y visibles, nos encontramos los docentes en el centro de la puja: las políticas educativas con aires de cambios formulados por decretos y leyes, la sociedad reclamante de obligaciones y delegación de responsabilidades a la escuela -otrora obligaciones de los grupos familiares- y nuestros alumnos inmersos en culturas propias, en un mundo plagado de información, de medios, de imágenes, de hipertextos, de globalidad virtual; con todo ello y pese a todo ello debemos cumplir con nuestro rol: ser docentes.
Esta breve reflexión abre unas luces en el horizonte, en donde se viene gestando, como lo hacen siempre las explosiones, un nuevo paradigma que de paso al paradigma actual en educación, que ya queda obsoleto y ahistórico.
En futuras publicaciones ahondaremos más en la idea de este nuevo paradigma, el que ya este entre nosostros aunque haya muchos que no lo quieran reconocer.